El luto de Santa Cruz
El luto esparció una sombra en mi pueblo, Santa Cruz llora el deceso de cinco jóvenes, que sin quererlo esparcieron dolor el 15 de agosto, Día de las madres.
No quiero faltar el respeto a familias que hoy lloran sus muertes, pero el desgraciado licor sigue dejando huella de dolor en las familias Santacruceñas. El licor ya de todos modos es nocivo, pero el problema se acrecentó cuando las personas lo acoplaron con los vehículos. Junta mortal.
Los tomadores siempre han existido en Santa Cruz, pero por muchos años eran regresados a sus casas por fieles caballos que con gran destreza caminaban hasta dejarlos en sus residencias, y en el peor de los casos, si se contaba con algún caballo renegado, el mal no era de consecuencias tan funesta, cuando mucho alguna regañada.
Los fallecidos ni siquiera tenían treinta y siete años, los vimos crecer, jugamos con algunos, vacilamos con otros, eran como la mayoría de jóvenes de Santa Cruz, no distan mucho del joven promedio de este cantón. Lo que más nos hace volver una mirada a lo que nos esta sucediendo, muchas familias están sentidas y un cantón llora por dentro, como una madre en silencio.
El licor esta carcomiendo, la ya de todos modos golpeada sociedad costarricense, muchos adictos inician en casa, y que más puedo decir yo, si ya todo se ha dicho, si ni aun la tristeza logra muchas veces empujarnos a tomar una decisión que logre cambiar el rumbo.
No basta con recapacitar, es necesario actuar.
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