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HISTORIA DE NADIE Y DE TODOS

Dias de lloro

Tan paradójica es la vida o visto desde otro modo mas bien franca y dura. A las una y treinta y cinco de la mañana una llamada me hizo brincar de la cama para recibir una de esas noticias que querríamos nunca escuchar.

-         Elias tía Marta se murió!

-         Cuando?

-        Nos acaban de avisar

-      Gracias

Esa fue toda la conversación con mi hermana, que llegó a mi con noticias trágicas que inmediatamente compartí con mi esposa.( luego me contaría que el resto de la noche le costó mucho dormir). 

A cinco y treinta de la mañana me despertó mi esposa que hacia cinco minutos se había ido directo al baño, pues se estaba orinando según creía, y con una cara de sorpresa y susto me dijo con tranquilidad “Creo que nos vamos para el hospital, creo se  me salió el liquido amniótico” .La fuente se había roto, el resto fue un sentimiento de tranquilidad con ansiedad.

En el hospital luego de decirnos que el bebe estaba expulsando meconio, pero que estaba bien, eso si era necesario que siany tuviera contracciones y dolores para el parto. Pero Siany estaba como si nada.Aquello era una larga espera entre suero y suero que le entraba a Siany por las venas tratando de provocar la dilatación y por supuesto las contracciones, pero nada.

A las dos y cincuenta de la tarde nos comunicaron que no se podía esperar más y que Siany de todos modos no había tenido ningún cambio. Debía ser por cesárea.

A esa misma hora a unos seis kilómetros estaba terminaba el servicio fúnebre y se disponía toda mi familia a dirigirse al cementerio.

El nacimiento de mi hijo nunca pude imaginármelo, pero estoy seguro que si debía adivinar entre algunas opciones, el estar sólo en una sala de espera hubiera sido el último vaticinio. 

 Elias Francisco nació esa misma tarde casi a la misma hora que enterraban a Doña Marta Fernandez, tía Martha, una persona que según cuenta con los días fue dandose a querer cada vez más,  provocando un gran respeto y admiración para quienes la conocían, siempre tuvo una gran alegría y buen ánimo, aun estando con prescripción medica en cuanto a comidas y cuidados,  comía y vivía como quería, no se privó de un chicharrón nunca.Con todo respeto me atrevo a decir que vivió como quiso y murió también feliz.

Unos mueren y otros viven, tan claro como aquel tres de enero no se puede explicar. Unos lloraron de dolor aquel tres de enero del dos mil ocho otros lo hicimos de alegría, una lección más de la vida, de nuestro pasajero viaje por este mundo.

Que Dios la tenga en su gloria!

1 comentario

Tati -

Resulta q yo si quiero comentar...! COmprendo... comprendo todo eso! MI hijo nacio, y antes de enterarnos q a este mundo vendria el, nurio mi suegra, osea se quedo sin abuela...
Mi madre dice q esto es parte de la vida, unos nacen, otros mueren! q todo se compensa!